La actividad física aumenta la fuerza y la capacidad de bombear sangre de nuestro corazón. Además las arterias tienen una mayor capacidad de dilatarse. Todo ello aumenta la cantidad de sangre que puede llegar a los músculos y otras zonas de nuestro cuerpo.
La actividad física también disminuye el riesgo de ser hipertenso, y en pacientes que lo son, reduce los valores de la presión arterial.
Previene la aparición de diabetes, sobre todo en personas obesas o con antecedentes familiares. Es un elemento importante en el tratamiento de los pacientes diabéticos, ya que mejorara la respuesta a la insulina, (hormona que controla el metabolismo y el nivel de azúcar en sangre).
Asimismo la actividad física produce efectos favorables sobre el colesterol, disminuyendo los niveles en sangre.
El ejercicio deber ser suave, constante y regular. Un ejercicio que suponga un esfuerzo grande y que lleve al corazón a dispararse no es aconsejable.
Andar 30 minutos al día es la mejor opción, no sólo es buena para el corazón, sino también para los hipertensos y diabéticos y para todas aquellas personas que quieran mantener su peso y cuidar su flexibilidad y agilidad.
El caminar contribuye a la puesta a punto de nuestra estructura ósea al favorecer el movimiento de las articulaciones. La espalda y su columna vertebral también se lo agradecerán.
Nunca es tarde para empezar!!
Las personas que son sedentarias y empiezan a hacer actividad física de forma regular, rápidamente obtienen beneficios similares a los de aquellas que siempre han sido activas.