El objetivo de la nutrición en la fase de Enfermedad Renal leve-moderada consiste en reducir la toxicidad urémica, retrasar la progresión de la enfermedad y prevenir la desnutrición.
Los pacientes renales crónicos con tratamiento conservador pueden correr riesgo de desnutrición, a medida que disminuye su función renal. Las causas son múltiples y existen indicios claros de que este estado nutricional puede afectar a la evolución y a la tasa de mortalidad después de su comienzo en diálisis.

- La ingesta de proteínas debe reducirse y al menos un 60% de esta debe de ser de alto valor biológico (huevos, carne…).
- Se recomienda que sea una dieta rica en hidratos de carbono.
- La reducción de la ingesta de sodio puede ayudar al control de la hipertensión arterial así como a la retención de agua (edemas).
- La elevación de los niveles de fósforo está asociada a la progresión de la enfermedad renal, por ello es necesario el control de la ingesta de este mineral reduciéndola.
- La absorción intestinal del calcio parece que disminuye durante la progresión de la enfermedad renal. Además las dietas pobres en fosforo a veces también lo son en calcio.
- A veces son necesarios suplementos de hierro.
Una buena terapia nutricional requiere de una evaluación periódica y de la adecuación de la dieta.