Habitualmente se usa una combinación de varios fármacos inmunosupresores, lo que permite una mayor eficacia usando menores dosis. Entre los diferentes fármacos inmunosupresores que usamos actualmente tenemos:
Llamados también corticoides. Los nombres comerciales son Dacortín® o Prednisona®. Se usa tanto para prevenir el rechazo agudo como para tratarlo una vez que se ha producido. Pueden producir como efectos secundarios aumento del colesterol y d ella glucosa, hipertensión, cataratas y osteoporosis. Normalmente se usan en dosis muy reducidas e incluso en algunos casos puede suspenderse.
El nombre comercial es Prograf® o Advagraf®. Ha sustituído a la ciclosporina. Es uno de los fármacos más utilizados y se toma de por vida. Produce menos elevación del colesterol e hipertensión que la ciclosporina. Puede provocar temblor o diabetes. Es importante individualizar la dosis por lo que un control frecuente suele ser detectar los niveles de esta medicación con el objeto de que el necrólogo ajuste mejor la dosis. Es una medicación que se toma en ayunas, siempre una hora antes de la ingesta. El Prograf® se administra dos veces al día, mientras que el Advagraf® se administra una vez solamente.
No producen toxicidad renal pero pueden producir elevación del colesterol, anemia, descenso de los leucocitos, edemas, pérdidas de proteínas y retraso de la cicatrización. Se usan en las fases precoces del rechazo crónico o en determinadas situaciones clínicas del paciente. El Sirolimus (Rapamune®) se toma una vez al día y el everolimus (Certican®) se toma dos veces al día.
Habitualmente muy utilizados combinándolos con alguno de los anteriores. Aunque no tienen toxicidad renal pueden producir molestias abdominales, diarreas, anemia o descenso de leucocitos.
También es muy probable que tenga que tomar otra medicación no inmunosupresora.